La gamificación forma ya parte de muchas dinámicas educativas, tanto en las formaciones presenciales como en las digitales. Te contamos por qué deberías integrarla tú también como recurso educativo.
Seguramente ya hayas escuchado este término anteriormente y aún no termines de ver cuántos beneficios puede tener su aplicación en el ámbito educativo. Y es que se trata de una de las mejores formas de motivar a tus estudiantes y de acelerar la asimilación de los conocimientos.
Pero comencemos por el principio. ¿En qué consiste exactamente la gamificación?
Pues bien, se trata de aplicar las dinámicas propias de los videojuegos, juegos o rol, en contextos serios, formativos o corporativos. Es decir, todos aquellos aspectos que nos encontramos en el entretenimiento, como los concursos, ránkings o los sistemas de puntuaciones y recompensas, podemos incorporarlos como docentes para tratar una materia o un aspecto en concreto dentro de nuestra formación.
Está demostrado que trasladar la mecánica de los juegos a la enseñanza mejora los resultados del aprendizaje.
Y la pregunta del millón es, ¿funciona realmente?
Sí, está demostrado que trasladar la mecánica de los juegos a la enseñanza mejora los resultados del aprendizaje. Eso sí, tras varios años de ponerse de moda, las expectativas creadas en torno a lo que la gamificación puede aportar al mundo del e-learning han hecho que se generen desilusiones o, incluso, desgana si nos basamos siempre en las mismas dinámicas.
Por ello es importante mantenerse bien actualizado, cuidar muy bien todos los aspectos de nuestra gamificación y no perder de vista los objetivos que queremos conseguir. Si nos enfocamos tan sólo en que resulte entretenido, seguramente nuestro alumnado no haya aprendido nada y sienta que ha perdido el tiempo. Para que la gamificación sea efectiva deberás tener en cuenta una serie de cosas:
Cuida la estética de tu juego
“La comida entra por los ojos”. Seguramente hayas escuchado esta frase en muchas ocasiones a lo largo de tu vida. Pues con la gamificación ocurre lo mismo. El juego ha de ser atractivo para que los estudiantes sientan curiosidad y les apetezca comenzar a probarlo.
Hoy en día visualizamos tal cantidad de imágenes al día que nos guiamos por aquello que nos llame la atención. Utiliza un diseño que vaya acorde con tu marca y que ayude a ilustrar la temática del juego.
Utiliza la tecnología a tu favor
Da igual qué herramienta estés utilizando para crear tu dinámica pero, eso sí, ha de ser práctica, intuitiva y fácil de utilizar. Utiliza un soporte (ya sea de código abierto o privado) que te permita implementar todo el sistema gamificado que has diseñado. De nada te serviría planificar un juego de recompensas si luego tu plataforma no te permite contabilizarlas y otorgarle las badges o medallas conseguidas a tus estudiantes.
Asegúrate de que el alumnado de tu curso pueda navegar por tu aventura de forma cómoda y en cualquiera de los soportes que utilicen habitualmente.
Busca una buena historia
La narrativa en la que estará basada tu dinámica es fundamental para enganchar a los estudiantes y que quieran continuar jugando hasta el final. Algo muy ligado al punto de la estética, ya que un buen sistema visual te ayudará a que puedan sumergirse en la historia y seguirla con facilidad.
Es muy importante no perder de vista que la gamificación tiene un objetivo más allá del entretenimiento; por lo que deberás enlazar la narrativa del juego con el temario y los conocimientos que buscas que adquiera tu alumnado.
Establece unas reglas de juego claras y bien definidas
Para evitar abandonos a mitad de la aventura, el alumnado debe sentirse guiado durante todo el proceso y comprender cuáles serán las fases del juego desde el inicio. Por eso es muy importante establecer unas reglas de juego que queden explicadas antes de empezar y asegurarnos de que todo el mundo las ha comprendido y está de acuerdo.
Unas pautas claras y concisas no sólo evitarán abandonos, sino que ayudarán a incrementar la motivación en los estudiantes y a que algunas dinámicas, como los ránkings, no se conviertan en conflictos entre compañeros. Recuerda que el fin no es ver quién es mejor o peor dentro del alumnado, sino avanzar dentro del curso ya sea como grupo o de manera individual.
Espero que estos consejos te ayuden a comprender cuánto puede aportar la gamificación a tus modelos de enseñanza y que te animes a implementarla. Más adelante veremos algunos ejemplos de los diferentes tipos de juegos que se utilizan más a menudo en el mundo del e-learning.
Comparte este post en tus redes sociales y cuéntanos si ya conocías en qué consistía este concepto y si lo has utilizado en alguna ocasión. ¡Queremos reunir experiencias! ?